“…Dichos preceptos entroncaban bien con una parte de los propugnados por la Falange Española, cuyos veintisiete puntos programáticos el régimen dictatorial había asumido casi en su práctica totalidad, exaltando entonces, como valores básicos del régimen y dimensiones y cualidades inherentes a la mujer, el cuidado de la familia, la dedicación a la maternidad y la obediencia al Estado (Amador Carretero, 2003). Así, desde 1937, la Dictadura Franquista confió a la Sección Femenina de la Falange (en adelante, SF) el desarrollo de un amplio programa de formación ideológica, moral y doméstica, destinado principalmente a la mujer, con el fin de fomentar y perpetuar el ideal femenino de la tradición conservadora (Arce Pinedo, 2008;Bosch-Fiol y Ferrer Pérez, 2004;Cebreiros Iglesias, 2009: Domingo, 2007Pérez Colodrero y García Gil, 2016), que la entidad femenina fue capaz de llevar a término gracias a una sólida organización, que emulaba la de su homóloga masculina (Scanlon, 1986;Richmond, 2004 Dentro de este proyecto, la música, entendida como canto colectivo, jugó un relevante papel en tanto que vehículo transmisor de ideología y, por ende, herramienta de primer orden para comunicar el amor a la patria, procurar la lealtad al sistema político y cohesionar, al mismo tiempo, bajo un sustrato cultural común, las diferentes regiones del país (Luengo Sojo, 1996;Martínez del Fresno, 2010;Ortiz, 2012;Pérez Colodrero y García Gil, 2015). Similarmente, resultó fundamental la amplia labor propagandística presentada en los medios de comunicación, en la que resultó especialmente relevante la publicación de un conjunto de revistas femeninas (tabla 1), abordadas en diversos trabajos (Martínez Cuesta y Alfonso Sánchez, 2013;Muñoz Ruiz, 2002;Muñoz Sánchez, 2006;Pinilla García, 2006;Rabaza Romero y Ramos Zamora, 2006; Ramos Zamora y Colmenar Orzaes, 2014) y en cuyas páginas, a través de diversos contenidos -incluidos los musicales-, se procedía a la "glorificación de la maternidad, la potenciación de la formación física […], el afianzamiento de la familia como núcleo esencial de la sociedad y el cumplimiento de la estricta moral tradicional y católica" (Muñoz Sánchez, 2006: 118).…”