Durante la mayor parte de su larga reflexión sobre el psicoanálisis, Lacan consideró que el deseo era la experiencia clave de la constitución subjetiva. Cuál es el objeto, cuál es su causa, son preguntas que lo condujeron a una articulación original de Freud, Hegel y Spinoza. En el meollo de su crítica al psicoanálisis posfreudiano Lacan insistía en mostrar que, antes que una relación directa con su objeto -que convendría o que se adecuaría a algún modelo de correspondencia entre realidad psíquica y una realidad a secasel deseo estaba totalmente producido, alienado por el significante, separado de cualquier naturalidad biológica. Apoyándose en la tesis de que para Freud la experiencia psicoanalítica es ante todo erótica -y de allí su afirmación de que la cosa freudiana es el deseo-distingue el deseo de conceptos y nociones como pulsión, placer y goce, íntimamente relacionados con la libido freudiana y con la concepción lacaniana del surgimiento del sujeto a partir del encuentro contingente entre el viviente y el lenguaje.