“…El primer caso publicado y donde se documenta su poder patógeno fue en 1998 en una paciente inmunodeprimida con fungemia 4 . Desde entonces se ha descrito como patógeno emergente en pacientes inmunodeprimidos e inmunocompetentes, causando fungemias, endocarditis, peritonitis y celulitis [5][6][7][8][9][10] . En las series publicadas, más de un tercio de los casos ocurren en pacientes pediátricos 6,7 , y la mortalidad atribuible a estas infecciones es alta 7,8 .…”