Introducción: La sobrevida en los pacientes oncológicos cada vez tiene mayor porcentaje, así como la prevalencia de enfermedades cardiovasculares a consecuencia del tratamiento antineoplásico; el diagnóstico oportuno y la intervención de manera interdisciplinaria, siendo fundamental para disminuir y/o prevenir afectaciones cardiovasculares. Objetivo: Determinar el impacto del entrenamiento de alta intensidad en la toxicidad cardiovascular en cáncer. Materiales y métodos: Se realizó una revisión sistemática descriptiva cronológica y retrospectiva de artículos analizados entre 2018 a 2022, de acuerdo con los criterios de la declaración de PRISMA y valorando la metodología bajo los criterios de la escala PEDro. Se recaudó información de la población, características de los grupos, intervención, efectos y resultados. Resultados: Se analizaron 9 ensayos clínicos, con un total de 724 participantes oncológicos bajo el tratamiento quimioterapéutico, y se encontró que el entrenamiento HIIT mejoró la fracción de eyección (39.6±7.3 vs 46.5±2.4; p= 0.005), frecuencia cardíaca máxima (154.0±13.0vs 168.5±8.0; p= 0.005), presión arterial sistólica (133.5±6.2 vs 122.0±1.6; p= 0.005), presión arterial diastólica (86.5±10.3 vs 81.0±2.4; p= 0.005). Además, aumenta los niveles de vo2, fuerza y disminuye la fatiga asociada al cáncer, entre otras variables más. Conclusión: El HIIT no solo conduce a mejoras significativas en la capacidad funcional y la calidad de vida, sino que también emerge como una estrategia potencialmente prometedora para prevenir la cardiotoxicidad asociada con las terapias antineoplásicas.