“…Para tal efecto consideraremos dos fuentes principales: los testimonios papiráceos y la tradición indirecta, fuentes valiosísimas por el contexto en el que fueron producidas, leídas y, en algunos casos, comentadas o anotadas las obras de los líricos. Cabe aclarar en este punto que no dejaremos a un lado otros posibles datos ofrecidos por la epigrafía, la arqueología, etc., incluso la biografía real o imaginada de los autores 33 , ya que, para la reconstrucción de dichas interpretaciones, debe recurrirse a la interdisciplinariedad 34 .…”