“…Definida por la OMS (2003) como "el grado en el que la conducta de un paciente, en relación con la toma de medicación, el seguimiento de una dieta o la modificación de hábitos de vida, se corresponde con las recomendaciones acordadas con el profesional sanitario", la adherencia al tratamiento es, evidentemente, un concepto que comprende tanto el uso sanitario como psicoterapéutico. Su incidencia muestra una magnitud oscilante entre 25% y 50% en relación con factores relacionados tanto con el paciente, la enfermedad, el fármaco, el entorno y el prestatario del servicio sanitario; como con el acceso a la atención de salud disponible en la región desarrollada o en vías de desarrollo donde ocurre (Reyes-Flores et al, 2016), y su ausencia puede determinar tasas más altas de recaídas, hospitalizaciones, síntomas psicóticos, periodos de remisión más largos, suicidios, deterioros cognitivos, morbimortalidad y mala calidad de vida; además del aumento de los costos referentes al uso de servicios sanitarios (Torras y Tomás, 2018). Un tema adjunto al fenómeno en mención es la connotación de su significado.…”