“…Al considerar estas exigencias en las organizaciones, puede ser asumida una posición reactiva básica que se ocupe de darles cumplimiento (Klassen, 2001; Martínez-del-Río, Céspedes-Lorente & Carmona-Moreno, 2012), o una proactiva en la que se replantee el modelo de negocio para lograr ventaja competitiva (Dilchert & Ones, 2012;Mortan, Raţiu, Vereş & Baciu, 2015;Petrovic, Slovic & Cirovic, 2012). Mortan et al (2015) afirman que las organizaciones tienen un compromiso ético de incluir temas ambientales en las actividades del negocio impulsadas por la legislación, la preocupación pública, la ventaja competitiva y el compromiso de la dirección. La primera es quizá la razón básica que motiva a las organizaciones a adoptar estrategias de sostenibilidad ambiental, dado que hay fuerzas económicas y políticas que ejercen presión sobre estas; la segunda se deriva de una necesidad de los clientes de que los productos y servicios sean más amigables con el ambiente, lo que hace que las organizaciones se posicionen ante sus consumidores o puedan abrirse a nuevos mercados; la tercera se asocia con la necesidad de reducir los costos a largo plazo y la diversificación de productos y servicios, y la última corresponde al resultado de la presión en conjunto de las otras tres razones sobre los directivos.…”