INTRODUCCIONEn las tareas de solución de problemas se han seguido diferentes orientaciones teóricas, de modo que puede hablarse de un enfoque asociacionista (Underwood y Richardson, 1956), conductista (Maltzman, 1955), de los teóricos de la gestalt (Duncker, 1945; Kohler, 1927; Wertheimer, 1945 Wertheimer, , 1959, y más recientemente de las teorías cognitivas. Pero es sin duda alguna en el marco definido por estas últimas, en donde se han llevado a cabo más investigaciones sobre este tema. Baste recordar, por ejemplo, los estudios encaminados a clarificar, tanto teórica como metodológicamente, cómo se produce la resolución de problemas en el ámbito de la física (Larkin, 1985; McDermot y Larkin, 1978; Novack, 1976), de la geometría (Anderson, Greeno, ICine y Neves, 1981;Bishop, 1983; Greeno, 1977Greeno, , 1978, de la aritmética (Carpenter y Moser, 1982; De Corte y Verschaffel, 1981; Kinstch y Greeno, 1985; Nesher, 1982;Vergnaud, 1982; Wolters, 1983), etc. Igualmente constituye un dato más del avance relativo de estos estudios la proposición de al menos cinco modelos que desde el enfoque del procesamiento de la información pretenden simular los procesos resolutivos encaminados a la solución de problemas verbales aritméticos (Briars y Larkin, en prensa; De Corte y Verschaffel, 1985; Greeno, Riley y Gelman, 1984; Kintsch y Greeno, 1985; Riley, Greeno y Heller, 1983). Todo ello pone de relieve la atención que desde la década pasada, en todo caso, se está prestando a la adquisición de estas nociones.Hoy podemos afirmar que los logros alcanzados en este campo no son pocos, incrementándose cada día el acervo de conocimientos referidos a nuestro tema. Carpenter, Hiebert y Moser (1981), Carpenter y Moser (1982, 1983) y Riley y otros (1983), entre otros autores, han mostrado que la estructura semántica de los problemas verbales influye tanto en la dificultad relativa de los problemas,