“…Si se ponderan las fuentes con detenimiento, se puede caer en cuenta que los datos sobre confluencias migratorias en las capitales ibéricas de la primera modernidad resultan del cruce de información diversa, local y general, de particulares y administrativas, de ámbito judicial, notarial, diplomático y epistolar. La consideración de este sólo ejercicio conformador del dato a estudiar, disuelve la tradicional imagen de una sola dirección migratoria, la muy conocida emigración española a América (Boyd-Bowman, 1957, 1976a1976b: 1157-1172, 1985Altman, 1989Altman, , 2000Martínez, 1983;Mangan, 2015;Salinero, 2006), o el establecimiento de enclaves portugueses en América, África y Asia (McAlister, 1984;Subrahmanyam, 2012;Ramada Couto, 2019), como definitoria del carácter imperial de los procesos de movilidad, para abrir paso a explicaciones más complejas y multidireccionales, a partir de experiencias circulatorias entretejidas a diversas escalas, cuyos protagonistas representaron distintas calidades sociales y ámbitos de sociabilidad.…”