“…Este valor añadido, que diferencia la educación de la enseñanza, que la humaniza, representa el poder real que ha de tener la escuela para tomar parte de la vida del estudiante y, formarlo como persona, en relación plena "consigo mismo, con los demás y con el mundo en el que vive" (Bona, 2023). Una escuela que, con buenas prácticas educativas, lo dote de la capacidad de ser empático, amoroso, solidario, justo, Sin embargo, materializar la educación como humanización no es tarea fácil, sobre todo, en los actuales momentos que la sociedad, con toda su complejidad, pone al descubierto la deshumanización que emerge de manera inmediata en contextos de violencia intergrupal, y se percibe de manera tenue, mediante los prejuicios tóxicos que ponen de manifiesto las actitudes negativas y de aversión hacia los otros, en la diversidad de situaciones que se viven (Martínez, Mora y Rodríguez, 2017).…”