“…El desajuste observado entre la disponibilidad de semillas y las necesidades energéticas de las aves en el invierno podría reflejar una limitación en la temporada de cría que se traduce en un bajo reclutamiento posreproductivo (e.g., Holmes et al 1991). Este proceso parece probable en Ñacuñán, ya que las reservas de semillas en el banco de suelo disminuyen en primavera y principios del verano (Capítulo 2) como consecuencia de (1) la falta de aportes desde las plantas, (2) el resultado del consumo de los granívoros invernales, (3) el consumo de las hormigas principales granívoros en la época estival, y (4) las pérdidas por germinación (Lopez de Casenave et al 1998, Marone et al 1998a, 2000a, 2000b. Sin embargo, también es factible que el efecto de la abundancia de semillas sobre las aves no sea importante, debido a que éstas aumentan el consumo de otros ítems (e.g., artrópodos, frutos) y disminuyen el de semillas durante ese período (Lopez de Casenave et al datos no publicados).…”