Durante el último tercio del siglo xviii, los ministros españoles mostraron un creciente interés por el establecimiento de relaciones pacíficas permanentes con estados musulmanes del Magreb y del Mediterráneo oriental, como los imperios otomanos y alauíes, así como con todo tipo de pueblos amerindios en el valle del Misisipi, como los Creeks, Talapuches o Tunicas. ¿Cómo podemos explicar esta coincidencia? ¿Cómo analizar ese creciente interés hispano por turcos, moros, e indios bárbaros? Partiendo del uso de la microhistoria global, el presente artículo defiende la necesidad de analizar conjuntamente la diplomacia y las prácticas diplomáticas hispanas frente a estados no cristianos e independientes en diversos puntos del Mediterráneo y el Atlántico ilustrado, buscando entender las implicaciones de la globalización en la política imperial hispana y el creciente peso de esta para los Borbones. En línea con esto, el artículo explica la activa representación carolina y las convergencias en las prácticas de diplomacia transcultural, destacando la interdependencia global entre conflictos regionales en el desarrollo de la política hispana de Carlos III.