“…Desde la perspectiva de las empresas, la competitividad se interpreta como la capacidad de persuadir a clientes a escoger su oferta sobre las de las otras empresas o como la habilidad de mejorar continuamente el proceso (Feurer y Chaharbaghi, 1994). Desde las organizaciones se plantean opciones de gestión tecnológica (Ortega Gómez, 2000), las cuales pretenden enfrentar las altas tasas de obsolescencia en esta área. También, existen factores como los cambios de mercado, el corto ciclo de vida de los productos, rápidos cambios en las necesidades del mercado, entre muchos otros (Shepherd y Ahmed, 2000).…”