Excise taxes on sugar-sweetened beverages in Latin America and the Caribbean

Abstract

La Comisión Lancet de Hipertensión determinó que una medida clave para responder a la carga mundial que representa la hipertensión arterial era mejorar la calidad de las mediciones de la presión arterial, mediante la utilización de dispositivos cuya exactitud haya sido validada. En la actualidad existen 3000 dispositivos comercializados, pero muchos no tienen datos publicados sobre pruebas de exactitud conformes a las normas científicas establecidas. La falta de regulación o su ineficiencia, que permiten la autorización de dispositivos para uso comercial sin una validación oficial, posibilitan este problema. Además, han surgido tecnologías nuevas de medición de la presión arterial (por ejemplo, los sensores sin brazalete) sobre las cuales no existe unanimidad en la comunidad científica con respecto a las normas de exactitud de la medición. En conjunto, estos aspectos contribuyen a la disponibilidad generalizada de tensiómetros de consultorio o domiciliarios que ofrecen una exactitud limitada o incierta, que llevan a diagnósticos, manejo y farmacoterapia inapropiados de la hipertensión a escala mundial. Los problemas más importantes relacionados con la exactitud de los dispositivos de medición de la presión arterial se pueden resolver mediante el requisito regulatorio de una validación independiente obligatoria de los dispositivos, en consonancia con la norma ISO universalmente aceptada. Esta es una recomendación básica y constituye una necesidad internacional acuciante. Otras recomendaciones clave son la elaboración de normas de validación específicas para las tecnologías nuevas de medición de la presión arterial y la publicación en línea de listas de los dispositivos nuevos exactos que están a la disposición de los usuarios y los profesionales de salud. Las recomendaciones están en consonancia con las políticas de la Organización Mundial de la Salud sobre los dispositivos médicos y la atención universal de la salud. El cumplimiento de las recomendaciones aumentará la disponibilidad mundial de dispositivos de medición de la presión arterial que sean exactos y tendrá como efecto un mejor diagnóstico y tratamiento, reduciendo así la carga mundial de la hipertensión.

Lessons learned from fostering tobacco taxes in the Americas and implications for other health taxes

“…Recent evidence from the WHO European Region has highlighted the lack of policy coherence in the use of alcohol taxes, evidenced by very low excise tax rates on wine compared with other alcoholic beverages and by many countries not including wine under their excise taxes (17). Similarly, for SSBs a lack of policy coherence is evidenced by many countries in Latin America and the Caribbean applying excise taxes not only to SSBs but also to bottled water or not applying them to sugar-sweetened milk drinks, thus undermining the ability of these taxes to generate a price differential between SSBs and non-SSBs (13). The continuation and expansion of multisectoral dialogues through regional events, discussion groups and capacity-building activities, along with the development of tax simulation tools, are needed to further policy coherence for taxes on SSBs and alcohol.…”

“…However, only Argentina, Brazil and Chile achieved the highest level of implementation of tobacco taxes set by WHO, with total taxes representing at least 75% of the retail price of cigarettes, and still no country has achieved the WHO recommended 70% excise tax share threshold (11,12). While there is certainly scope to improve tobacco taxation in the Region, tobacco taxes are used more widely than other health taxes: 34 of 35 Member States of the Pan American Health Organization (PAHO) apply tobacco excise taxes (12) compared with only 21 Member States (and seven jurisdictions in the United States of America) that apply national-level excise taxes on SSBs (12,13) and 33 that apply national-level excise taxes on alcohol (where in most cases, the final product -the alcoholic beverage -is taxed, not ethanol) (14). There are synergies to be gained in the Region from building a comprehensive approach toward taxing health-harming products, particularly those considered major drivers of the NCD epidemic, such as tobacco, alcohol and SSBs.…”