“…Ahora, si la figura del exilio como huida tiene una importante resonancia, ésta amerita una reconsideración que traiga a la memoria que, si bien muchas personas partieron al exilio como una estrategia de sobrevivencia -en el amplio sentido del término-, en general lo hicieron con posterioridad a haber sido directamente reprimidas, haber sufrido la represión de miembros de su familia y/o un amedrentamiento general a través de la represión de su círculo afectivo y/o militante. Luego, es fundamental tener presente que las/os exiliadas/os no sólo fueron monitoreados por el régimen dictatorial, sino que parte de ellas/os fueron asesinadas/os o sufrieron intentos de asesinato una vez en el extranjero, en el marco de un trabajo coordinado entre las dictaduras latinoamericanas y Estados Unidos -la llamada Operación Cóndor-del que Chile es reconocido como iniciador (Peñaloza, 2016;Slatman, 2018).…”