como mi director de tesis, debo reconocer, a pesar de que partió de este mundo, tres días antes de mi examen de grado, me deja un legado muy importante: la pasión por la investigación científica, su dedicación, desempeño y logros, el trabajo en equipo en los laboratorios, una enseñanza de honra a esta labor, fue una persona que siempre me apoyó desde el primer día en este arduo camino […] Estaré siempre agradecido por su generosidad y la dicha de haber trabajado con tan admirable persona.A la Dra. Sandra Cipagauta, como mi co-asesora de tesis, agradezco a Dios por haberte puesto en mi camino, tal vez fuiste la persona que vio todas las dificultades que pasé y en todas me ofreciste tu apoyo, por eso te considero como mi ángel, de ti aprendí que en cada problema, no hay que darse por vencido, ya que siempre se nos abrirá una puerta. Espero que sigas cosechando éxitos en tu camino como investigadora, al igual que tus hijos. Sé que nos seguiremos viendo, ya que tienes una parte importante en mi corazón, te quiero mucho y gracias por todos los abrazos terapéuticos.Al Dr. Francisco Javier Tzompantzi, por el apoyo brindado en la síntesis de materiales, manejo de equipos, por sus enseñanzas que tuve en clases, por los ensayos de las presentaciones de avances de investigación, que a pesar que durante el tiempo de la pandemia de COVID-19 y por otras situaciones, estuve alejado, siempre respetó mi tiempo y supo comprender, gracias por ese apoyo que me ha demostrado.A la Dra Marta Litter y al Dr. Martín Meichtry, que durante mi estancia en la CNEA, me brindaron su apoyo para aprender más acerca del arsénico, les mando un fuerte abrazo a la distancia.A mis sinodales, la Dra. Gloria del Angel, la Dra. María Luisa Ojeda, la Dra. Angeles Mantilla y la Dra. Diana Guerrero, por sus invaluables tiempos dedicado a la revisión de esta tesis, sus observaciones y comentarios enriqueciron el contenido de la misma y aportaron con desarrollo a mi conocimiento.