“…Por lo tanto, en un contexto de incertidumbre y constante cambio, es necesario proveer a los gerentes, inversionistas, empleados, al estado y sociedad en general, de información objetiva, oportuna y confiable que muestre los resultados de la gestión financiera y el desempeño económico de las empresas, con la finalidad de sustentar efectivamente el proceso de toma de decisiones. Al momento de analizar este desempeño en cualquier sector o industria es necesario estudiar la administración financiera, esta tiene el objetivo de guiar a una empresa hacia su óptimo de productividad y generación de valor; a través, de cuatro etapas: planificación, control, soporte de decisiones y evaluación del riesgo (Duque et al, 2020). Horngren et al (2012), plantea un enfoque integrador y menciona que los tipos de información que deben estar incluidos en un saludable sistema de control administrativo son: financiero-interno (arrojados por la contabilidad financiera: nivel de ingresos, total de activos, total de costos, utilidades, e índices de rentabilidad); financiero-externo (preparados por el gerente financiero: valor de mercado de las acciones, tasas de interés, costo del dinero o fuentes de financiamiento alternas); no financiero-interno (nivel de ventas empleado, número de accidentes, tiempo de atención de clientes, ambiente y motivación laboral, o número de innovaciones); y, no financiero-externo (nivel de satisfacción de los clientes o disminución de ventas por distribuidor).…”