“…En cuanto a los requerimientos hídricos, el frijol demanda al menos 350 a 500 mm de precipitación entre 60 y 120 días del ciclo de desarrollo, por lo que la escasez de agua representa una de las limitantes más importantes para el cultivo (Rios et al, 2017). Los períodos de precipitaciones fluctuantes pueden ocasionar pérdidas importantes por la presencia de lluvias fuera de temporada que crean condiciones idóneas para la ocurrencia de infecciones fúngicas y bacterianas (Sofi et al, 2021); por ello, el conocimiento sobre la ocurrencia de fenómenos relacionados con la variabilidad climática proyectada para las próximas décadas es fundamental para diseñar estrategias de resiliencia en el cultivo, ya que estos son una amenaza para el desarrollo usual del frijol (Botero y Barnes, 2022), más aún cuando son evidentes las secuelas del cambio climático, manifestándose como mayor intensidad, frecuencia y duración de los eventos climáticos extremos (IPCC, 2012), como son los periodos de sequía o de lluvias intensas, usuales durante la fase cálida (El Niño) y la fase fría (La Niña) de El Niño Oscilación del Sur (ENOS), respectivamente (Zebiak et al, 2015), siendo necesaria la búsqueda de alternativas a través de herramientas como la mejora genética, junto con la adopción de nuevas prácticas de gestión, las cuales serán vitales para mejorar la productividad adaptada a la oferta bioclimática cambiante (Darkwa et al, 2016;Rios et al, 2017;Ríos et al, 2014).…”