“…Partiendo del concepto de cultura organizacional, se afirma que es un modelo de creencias y expectativas compartidas por los miembros de una organización, estableciendo normas, hábitos, costumbres y valores que regulan la conducta de los colaboradores y los grupos en las organizaciones [5]. En ese sentido, la cultura organizacional en instituciones públicas presenta sus propias características que son condicionadas en varios casos por el factor político, en ese sentido, Figueroa [6] propuso cuatro dimensiones que explican la cultura organizacional en el sector público: la dimensión rutinaria, es un tipo de cultura a nivel directivo, centrándose el poder y las decisiones solo en sus directivos, se refleja la ausencia de objetivos y metas, priorizando las tareas rutinarias; la dimensión burocrática, esta cultura se presenta en organizaciones que han incrementado su personal, demostrando lentitud operativa, estrategias rígidas e ineficacia en el manejo de recursos; dimensión soñadora, es una cultura que se distingue por la experiencia de sus trabajadores, considerando que no se debe desaprovechar este recurso, sin embargo, no existen programas de mejoramiento y procesos de cambio; dimensión flexible e innovadora, es una cultura donde sus miembros se sienten parte de un equipo, demuestran participación y disposición, teniendo la oportunidad de superarse dentro de la organización [6].…”