“…Puede afirmarse que las miradas analíticas y comprensivas respecto al consumo de drogas han estado por décadas condicionadas por las nociones clásicas, casi invariantes, que aún prevalecen, de la abstinencia e intolerancia respecto al uso de drogas hoy consideradas ilícitas en el marco de la ideología prohibicionista que aboga por un mundo libre de drogas (Becker, Murphy y Grossman, 2006;Rojas-Jara, 2018;Mansilla, 2017b;Romaní, 2008;Tizoc-Marquez, Rivera-Fierro, Rieke-Campoy y Cruz-Palomares, 2017;Vier y Boarini, 2013). Evidentemente, existen consideraciones epistémicas y políticas sobre esta problemática que impactan, en general, una extensa rúbrica de métodos de acción y abordaje de la misma (Escohotado, 1996;Hernández, Orozco y Ríos, 2017;Laurie, 1982;Ruchansky, 2015;Szasz, 1993;Tokatlian, 2017). La falta de revisión, análisis crítico y actualización de tales efectos perpetúa en el tiempo prácticas científicas, intelectuales y políticas que se han instaurado hegemónicamente y consolidado sin mayores cuestionamientos, siendo una forma de sentido común o doxa propiamente prohibicionista (Bourdieu, 2000(Bourdieu, , 2008Bourdieu, Chamboredon y Passeron, 2002;Muñoz, 2012;Pontón, 2013).…”