“…Tras esto, la evolución clínica es paulatina y se caracteriza por producir un cuadro clínico de tos, disnea y hemoptisis (Okoh et al, 2021). Posteriormente, la lesión en el parénquima pulmonar se desarrolla lentamente, pudiendo detectarse mediante ultrasonografía por la presencia de quistes de alrededor de 1 cm de diámetro, dispersos en los campos pulmonares (Gómez-López et al, 2021). Si esta condición no es tratada, el daño al parénquima se intensifica llegando a producir complicaciones extraperitoneales principalmente en retroperitoneo y región pélvica (Glasgow et al, 2008).…”