“…Si bien hay algunas características clave que pudiesen ser definitorias (por ejemplo, la baja densidad poblacional, la primacía de las actividades primarias y el aislamiento geográfico), la diversidad de conformaciones y morfologías territoriales escapan constantemente a toda clasificación. Es así como a partir del último cuarto del siglo pasado, desde el mundo académico han incrementado las voces críticas hacia el uso del concepto mismo por ser considerado insuficiente, obsoleto o hasta obstaculizador en el estudio de las realidades territoriales, y han surgido distintas propuestas analíticas como la nueva ruralidad (Romero Cabrera, 2012;Llambi Insua, 2007;Grajales Ventura & Concheiro Bórquez, 2009), lo rururbano (Nates Cruz & Velásquez López, 2019;Castro Escobar et al, 2018), la neorruralidad (Trimano, 2019;Funes, 2021), lo periurbano rural (Da Silva Bueno et al, 2012). Sin embargo, estos conceptos han permanecido anclados a discusiones del ámbito académico, no trascendiendo necesariamente hacia los medios de comunicación, la sociedad civil o el diseño de políticas públicas.…”