“…Iraitz Montalbana (2009) promueve como una oportunidad en la mejora de la capacidad de respuesta de los ambientes inteligentes, la incorporación de la estimación probabilística de emociones, entenderlas detrás del comportamiento. Esta intersección entre los ambientes inteligentes y el reconocimiento de emociones ha dado origen a la domótica emocional, que tiene como objeto el desarrollo de sistemas de control no intrusivos de espacios cerrados manejados a partir de los estados emocionales de sus ocupantes y la búsqueda por elevar el nivel de confort (Navarro-Tuch et al, 2016). Al respecto, se ha visto facilitada la creación de códigos faciales para el reconocimiento particular de estado de ánimo (Ekman y Keltner, 1970;Navarro-Tuch et al, 2016), basados en la factibilidad de identifi car un conjunto de emociones básicas cuya expresión facial es transversal e independiente de la cultura del individuo, siendo seis de ellas (felicidad, tristeza, furia, miedo, sorpresa y disgusto) estudiadas de manera recurrente en diversos contextos culturales (Ekman y Keltner, 1970).…”