“…La introducción de los antibacterianos al arsenal terapéutico en medicina humana, en la década de 1930 con el uso de las sulfas, y posteriormente a la medicina veterinaria en la década de 1940, a poco andar encontró que además de las milagrosas curas que estas drogas producían, su uso indiscriminado se acompañaba de complicaciones que debilitaban, y que aun trabajaban en contra de sus éxitos terapéuticos [4][5][6]39,40 . [41][42][43] .…”