Los estudios de los últimos años sobre las creencias osirianas en época romana han permitido acceder, a través de las prácticas reflejadas en los ajuares funerarios, a una esfera religiosa en apariencia homogénea, pero que experimentó cambios fruto de la propia evolución interna y no únicamente por los contactos culturales de la época. En este contexto se presenta este estudio sobre un concepto mortuorio que implica a uno de los animales sagrados mejor documentados (también en la literatura grecolatina): el carnero de Mendes, Banebdjedet. En los testimonios recogidos, que se estudian como conjunto por primera vez, dicha manifestación divina proporciona el hálito de vida necesario para la resurrección a los difuntos. El concepto está atestiguado escasamente, pero tuvo una expansión regional relativamente relevante y una perduración importante.