“…Ahora bien, el trabajo decente puede ser definido como aquel que resulta productivo y bien remunerado; es decir, aquel trabajo que suple necesidades básicas de desarrollo humano y social bajo legítimas condiciones de equidad, seguridad, dignidad y libertad (Rinken, 2004). Al hablar de equidad, se habla entonces de un elemento esencial cuando se trata de trabajo decente, pues su lucha es aniquilar formas de discriminación, exclusión y desigualdad social que afectan a los seres humanos, siendo la raza, religión, género, estrato socioeconómico, etc., las más comunes (Gálvez-Santillán et al, 2016).…”