“…Los pacientes necesitan ser reconocidos en sus necesidades, sentimientos, creencias y opiniones, para poder confiar más en el proceso de atención clínica 25,26 , en especial cuando el diagnóstico y sus implicaciones conllevan un alto nivel de sufrimiento y preocupación, como es el caso de las enfermedades crónicas de alto impacto 27 . Por esto, la no aceptación de las emociones puede conducir a actitudes de inhibición, a errores en el seguimiento de las instrucciones o a una toma de decisiones unilateral por parte de la familia, que ponga en riesgo el proceso de intervención clínica 28 . Pero esto tiene su lado de reciprocidad: pacientes y familiares también pueden contribuir a una buena comunicación, haciendo preguntas, manifestando sus preocupaciones y llevando organizadamente un plan para seguir las instrucciones 2 .…”