“…En esa línea argumentativa, aseveran que es una metáfora de sus vidas (León, 2008), una denuncia de las extorsiones y discriminaciones de un lado y del otro del Río Grande, de las que son víctimas (Manzano, 2009), transeúntes errantes por las diferentes ciudades estadounidenses (Olsson, 2016), voz del marginado y del oprimido (González, 2014), condenado a dejar su país, su ISSN 2617-4839 | DOI: 10.63286 familia y amigos (Moscoso, 2009). Por otro lado, es relevante enfatizar que la crítica literaria, desde un inicio, ha aseverado que la narrativa de Eduardo González Viaña es poética y transita por el terreno de lo real maravilloso (Carrillo, 1966;Oviedo, 1971;Cornejo, 1980;Sánchez, 1981;González, 1984;entre otros). Nuestra novela en estudio no es la excepción, su historia está envuelta en esta característica; los personajes tienen vivencias extraordinarias que atentan contra las leyes del mundo fáctico.…”