“…Como consecuencia, es común que los jueces, policías y militares abusen de su poder y perpetren distintas formas de violencia (física, sexual, emocional y simbólica) para estresar, intimidar o quebrantar a las mujeres, haciéndolas desistir de interponer denuncias, seguir los procesos judiciales, negarse a entregar sobornos e incluso resistirse a tener relaciones sexuales con ellos. También, es habitual que muestren afinidad por el acusado y sus motivos para abusar, violar o asesinar a su víctima, lo que lleva a "hacerles justicia", entorpeciendo de este modo el proceso judicial en su contra 18 , o bien que expresen escepticismo en torno a la versión de las afectadas y en las evidencias y circunstancias de la violencia sufrida, necesarias para determinar el tipo de delito del que fueron víctimas (Burgueño Duarte, 2017;Figueroa, citada en Lang, 2003;Figueroa Morales, 2020;Hercovich, 1992;Núñez Rebolledo, 2019;Quintana Osuna, 2018;Vela, 2016).…”