“…Si bien la alimentación escolar ha arrojado resultados exitosos, problemáticas sociales, económicas, culturales y ambientales, ha llevado a los investigadores a explorar el impacto del comer en la escuela no solo desde lo nutricional, sino del aprendizaje y en el escenario donde se desarrolla esta práctica, problemáticas tales como: el desperdicio alimentario, el cual es ignorado por la sociedad y desconocido su alcance, las cuales deben ser abordados en la escuela, no solo a partir de un conocimiento teórico en el aula, sino en el espacio físico en el cual se ofrece, identificando la relación de hábitos, comportamientos, prácticas en función de las percepciones, gustos, preferencias, tradiciones, aprendizaje social e incluso aspectos sociodemográficas (Burton et al, 2022;Donadini et al, 2022;Poelman et al, 2022;Sundin et al, 2023;Tóth et al, 2023), y es precisamente la falta de escenarios saludables, de prácticas de consumo responsable tanto en los hogares como en la escuela que llevan a estudiar la alimentación y el comedor escolar como una experiencia para el aprendizaje.…”