“…En la esfera familiar, las prácticas parentales son esenciales en la promoción de la conducta prosocial, pues los estilos de crianza constituyen pilares fundamentales del desarrollo del niño y el adolescente. Bajo condiciones experimentales se ha determinado que el establecimiento de sanciones tiene un impacto mesurable en la obediencia a la autoridad (Luna et al, 2017), mientras que el uso de recompensas positivas tiene un efecto significativo en la conducta prosocial (Carlo et al, 2016). Ambos aspectos están relacionados con la crianza y el establecimiento de normas, ya que la disciplina en el hogar se asocia con un mayor autocontrol de parte de los hijos, siempre que se aplique de forma afectiva y programada (Colomer-Diago et al, 2014).…”