“…Los docentes, que en la modalidad presencial han desarrollado sus clases de forma tradicional (Bravo, 2019a), han tenido dificultades para adaptarse a las clases virtuales (Cáceres, 2020), pues no todos tienen un buen dominio de las competencias tecnológicas que la situación amerita (Rogero-García, 2020), por ese motivo, han tenido que capacitarse (Bara, 2020;Cóndor-Herrera, 2020), porque muy pocos han tenido preparación previa para los entornos virtuales, y estos lo habían hecho de forma autodidacta (Otero, Calvo, & Llamedo, 2020), hay que aprovechar la experiencia de esos docentes, y profundizar en métodos y procesos que permitan integrar las tecnologías al aprendizaje (Zapatero, 2020). Las instituciones han debido preparar a docentes y estudiantes para que puedan manejarse en los entornos virtuales con solvencia (Velazque, Valenzuela, & Murillo, 2020), y han tenido un fuerte trabajo para incorporar nuevas estrategias para promover los aprendizajes en la nueva modalidad (Hernández, 2020), también han tenido que atender situaciones afectivas que atraviesan los estudiantes (Villafuerte, Bello, Pantaleón, & Bermello, 2020), además han debido atender sus propias dificultades por el confinamiento, afectivas, sociales y económicas (Sánchez, et al, 2020).…”