Desde autores como Burbules (2012), los monopolios tradicionales de las “escuelas” y de los periodos de tiempo que denominamos “clases” como fuente única, e incluso primaria, de aprendizaje, están siendo desafiados. Esto significa que existen diferentes escenarios de formación, que no son controlados en exclusiva por las instituciones formales. Pues todas las personas, incluidos los estudiantes normalistas, tienen la posibilidad de aprender en cualquier momento, con cualquier persona y en cualquier espacio; lo cual genera una estructura expandida, ilimitada e inclusiva de aprendizaje. Luego entonces, la Formación docente se va construyendo como un crisol de posibilidades donde los estudiantes se vuelven “expertos de sí mismos” y encuentran en la Escuela Normal el escenario ideal para la transformación personal, académica y profesional. Sin embargo, es necesario gestionar una nueva ecología de la formación y el aprendizaje; donde tanto docentes como estudiantes se habitúen a convivir con el cambio y la ambigüedad, aplicando sus conocimientos personales e inteligencia colectiva para resolver problemas, para los que incluso, no se encuentren preparados. De ahí que en este escrito se presenten los avances de un proyecto de investigación que pretende explorar los escenarios de innovación y formación de la Escuela Normal de Atizapán de Zaragoza, con miras a conformar un Laboratorio de Innovación y transformación académica que articule la Investigación, la innovación y el desarrollo académico como parte del ADN normalista.