“…Sin embargo, esta tendencia no se produjo de manera homogénea a nivel inframunicipial, ya que la reducción del consumo de agua, que fue especialmente intensa en las áreas urbanas de menor nivel socioeconómico, se mantuvo a pesar de la recuperación económica (March & Saurí, 2016). En este contexto, el empeoramiento de las condiciones socioeconómicas de muchos hogares ha propiciado situaciones denominadas de pobreza hídrica, o de falta de un suministro de agua suficiente para satisfacer los usos esenciales, de entre 50 y 100 litros por habitante y día, ante la falta de asequibilidad de la factura de agua (García-Rubio et al, 2019;López-Ruiz et al, 2020;González-Gómez et al, 2020;Del Moral et al, 2020). Diversos estudios en países del mundo desarrollado han analizado esta cuestión tras la crisis económica, identificando problemas de pobreza hídrica en Estados Unidos (Mack & Wrase, 2017), Reino Unido (Bradshaw & Huby, 2013), Bélgica (Vanhille et al 2018), Portugal (Martins et al, 2016), o España (García-Valiñas et al, 2010;March & Saurí, 2016;López-Ruiz et al, 2020;.…”