El trabajo defiende que la verdad del mundo es, en el Barroco hispano, diferencial. El mundo consiste en una multiplicidad infinita de diferencias en relación, teniendo esta última carácter de ser. Es, además, una multiplicidad de perspectivas reales, cada una de las cuales constituye una infinitud de acontecimientos diferentes. Esta verdad diferencial está vinculada a la aporía según la cual el mundo es todo y nada al unísono, de manera que el infinito trascendente posee en el mundo la paradójica y creativa presencia de su ausencia. El autor sostiene también que la verdad es dependiente de una ética, litigiosa con el mundo dado, y de una posición existencial que rechaza la auto-identidad del sujeto (su identificación con el rol e intereses del teatro del mundo). Desde tales resultados, el autor analiza las diferencias entre la modernidad prevaleciente (cartesiana, científica e identitaria) y la modernidad-otra que representa el Barroco hispano.