“…Por lo que, si no sentimos un sincero interés por la suerte de los que día tras día ponen en peligro sus vidas para llegar a nuestras costas; o si no nos ponemos realmente en la piel de la mujer maltratada y de sus hijos; o en la de quien es rechazado por razón de procedencia, sexo, o raza; o si nos desentendemos de la situación de soledad e indigencia a la que están expuestos la gran mayoría de nuestros ancianos; o del fraude fiscal a gran escala y sus consecuencias para las políticas públicas; o de la vergonzosa y denigrante precarización de la vida laboral; o si no sentimos dolorosamente la destrucción de nuestros bosques, la contaminación de nuestros cielos y mares; o no nos duele el entontecimiento progresivo al que se somete a la ciudadanía, particularmente a los más jóvenes, a los que se les distrae con la fácil golosina del consumo y de las redes sociales 68 , convertidas en armas de acción política 69 en las que fatalmente se enredan, entre lo banal y lo superfluo 70 , o dan rienda suelta a la ira, en la reafirmación tribal del grupo; en una palabra, si los problemas de los otros y de la comunidad nos dejan indiferentes, será impoen marcha, crear relaciones sociales igualitarias que permitan una vida en común, basadas en el igual respeto y en la no dominación, y haciendo frente a las asimetrías estructurales de los distintos poderes. Se necesitan permanentemente políticas públicas de predistribución y redistributivas, preventivas de la exclusión, y, en suma, una reformulación igualitaria de la teoría republicana de la democracia (Máiz, 2016). 68 El mundo de las redes sociales está generando un gran debate.…”