“…El enfoque top-down se ejecuta por expertos que utilizan técnicas cuantitativas de análisis para proponer estrategias y modelos de intervención. El proceso bottom-up es más horizontal y participativo; está basado en técnicas cualitativas en donde actores locales (residentes, organizaciones civiles) definen el proceso y las estrategias a seguir partiendo de necesidades locales (Freitas, 2016). El fin último del mapeo cultural es la creación de políticas culturales, asignación de fondos, creación o mejora de infraestructura, planeación pública urbana (Frei tas, 2016), implementación de turismo cultural, rutas y paseos cul- turales, revalorización de un territorio (Cauchi-Santoro, 2016), recuperación de patrimonio cultural, histórico y arquitectónico; y, además, ayuda a reconocer la existencia de concentraciones de cultura en un territorio, coadyuvando a la identificación de zonas donde suceden dinámicas culturales específicas: los llamados clústeres culturales.…”