“…Al respecto, en la producción iberoamericana (Chile, Argentina, México, Brasil y España) hay trabajos interesados por los procesos de recepción y apropiación de teorías que contribuyeron a concebir a ciertos locos como criminales y viceversa. Los autores coinciden en la relevancia que adquirió el delincuente como objeto de estudio desde distintas especialidades médicas como la psiquiatría, la medicina legal, la criminología y la psiquiatría forense, lo cual favoreció la construcción de un enemigo común con la validez de argumentos calificados como científicos (1,2,3,4) . Con el estudio de los casos judiciales, otros investigadores señalan los peritajes rendidos por expertos como instrumento de cientificidad y como una de las fuentes de legitimación del saber médico-legal (5,6) .…”