“…El sobrepeso y la obesidad dependen en un 40% de los factores genéticos y el 60% restante de factores ambientales que pueden ser modificables por la persona, por ejemplo, la actividad física, alimentación, ambiente obesogénico, entre otros (Formiguera, 2014;Koike et al, 2018;Piña Borrego et al, 2015;Téllez, 2019). Al respecto, algunos investigadores han estudiado la actividad física, los hábitos de alimentación y los trastornos afectivos en los adolescentes con sobrepeso u obesidad (Bajamal et al, 2017;Candel Jiménez et al, 2020;Khodaveisi et al, 2017;Winter et al, 2017), sin embargo, existen escasos estudios sobre los rasgos de personalidad, alimentación emocional, rasgos del apetito, apoyo social por redes sociales y familiares y locus de control en este grupo de edad (Hunot-Alexander et al, 2019;Kebbe et al, 2019;Khodaveisi et al, 2017;Lugli, 2018;Rangel Caballero et al, 2015;Yavuz & Hacıalioğlu, 2018), que expliquen la conducta promotora de la salud y control del riesgo de obesidad. Esta conducta alude a las acciones personales para prevenir, eliminar o reducir la amenaza de obesidad, por ejemplo, reconocer los factores de riesgo personales, obtener información acerca de la obesidad, controlar los factores que favorecen comer en exceso, realizar elecciones saludables de alimentación y actividad física, entre otras (Moorhead et al, 2018, p. 297).…”