“…Esto implica que el profesorado suele mostrar limitaciones para diferenciar la estructura semántico-matemática de los problemas (Carpenter et al, 1988), para plantear estrategias de resolución en función de la naturaleza del problema (Siswono et al, 2017), o para determinar qué es un problema, plantear un proceso de resolución y aceptar resultados no numéricos como solución (Csíkos & Szitányi, 2020). También parece tener dificultades para identificar problemas y modelos de resolución que facilitarían el razonamiento del alumnado (Ramos et al, 2020), para entender la resolución como un proceso, plantear problemas en función de la estructura semántico-matemática y tener en cuenta las características del alumnado como resolutor (Piñeiro et al, 2022), o para identificar las intenciones didáctico-matemáticas que movilizan el conocimiento sobre el planteamiento de problemas del profesorado (Chico et al, 2023).…”