“…Esto se consigue alterando la asignación de recursos reales que los efectos perniciosos de la marca del desempleo imponen al conjunto de la sociedad por causa del deterioro de la salud mental y física de los trabajadores parados, evitando en las comunidades de mayor prevalencia de desempleo a largo plazo la propagación de la delincuencia, las drogas, la ludopatía o el alcoholismo, y la desestructuración de las familias que determinan el desarrollo de los más jóvenes (Tcherneva, 2019). En su lugar, podemos movilizar y dirigir recursos hacia la lucha contra el cambio climático (Forstater, 2003); la consecución efectiva de la igualdad de género a través de la visibilización y socialización de los cuidados (Todorova, 2013); y en un momento como este, luchar contra la pandemia del COVID-19 en su triple dimensión: sanitaria, económica y social. Si consideramos todos los costes mencionados podemos decir, como muestran Nersisyan y Wray (2019) en su trabajo de cómo pagar el Green New Deal, que los programas de garantía de empleo se pagarán solos.…”