“…En primera instancia, se abarca la narrativa en la animación, un criterio de suma importancia dentro del universo en el cual se compone la historia, puesto que, como mencionan Thon[27] y Villa[28], permite la inmersión del espectador en la misma, además de cumplir una función comunicativa idónea[29] y generar participación de la audiencia[30].En segunda instancia, abordando el mensaje y el discurso, se comprueba que la animación es una forma estratégica de difundir mensajes de diversa índole, ya sean morales[37] o de crítica social[4], todo ello con el fin de cambiar pensamientos y comportamientos de la audiencia.En tercera instancia, bajo un enfoque semiótico de la animación sobre sus signos y simbolismos, se demuestra que hace uso de su naturaleza moldeable para ahondar en temas subjetivos y metafóricos[44] para que sean interpretados, ya se explícita o implícitamente, por el espectador.En cuarta instancia, orientada a los personajes y escenarios de películas y series animadas, queda expuesto la importancia de la estructura del personaje, donde se resalta el papel del acting[2] y el lenguaje no verbal[46] en la narrativa de la historia; así como la del escenario, que resulta una pieza esencial hacia los personajes y su significancia[52]. Es así como ambos conceptos poseen una relación mutua con el fin de generar la vinculación afectiva y de disfrute al espectador[10].En la penúltima y quinta instancia, enfocada en la música como elemento narrativo, se concluye que el ámbito sonoro es parte del desarrollo de la historia, llegando a ser un recurso constante que aporta significación a la trama[56] además de jugar un papel emocional con las acciones de los personajes…”