“…De nuestro trabajo se deduce, pues, que una Escuela Intercultural debe aumentar la información sobre la diversidad cultural presente en el centro, difundir la idea de que todos pueden tener el mismo rendimiento, aceptar que la presencia de diversas culturas enriquece a todos, tener en cuenta en el desarrollo curricular la idiosincrasia de cada grupo cultural, intentar conseguir que tengan éxito en la escuela todos, sean de la cultura que sea, y, por supuesto, utilizar el diálogo como medio de resolver conflictos de manera positiva. De otra parte, además de descubrir cuáles son las necesidades que fruto de los resultados se generan en los alumnos, no solo en los de culturas minoritarias sino mayoritarias también, se enfatiza en la escasa concordancia y confluencia perceptivaactitudinal entre docentes y progenitores, que también ha sido puesta de manifiesto por Intxausti et al (2014), en tono a las expectativas, resultando peores en profesorado que en familias. Discordancia que es advertida por los alumnos en la etapa a la que se refiere el estudio y genera una confusión mal resuelta por ellos, que buscan la solución en otros ámbitos, no mejores, como el grupo de iguales.…”