“…Si bien los aspectos sociales y económicos de las cofradías coloniales ya han sido profusamente estudiados (Lévano, 2012;Díaz, Martínez y Ponce, 2014, entre otros), su papel en el proceso evangelizador y en el desarrollo artístico ha quedado relegado a un segundo plano. En el contexto colonial americano, las cofradías son herederas de las agrupaciones religiosas surgidas en el medioevo (Valenzuela, 2010;Benítez, 1998;Moreno, 1985), y cumplieron el rol de congregar a los miembroslos cófrades-en torno a principios morales, reglas, cultos y redes sociales que garantizaban la supervivencia y reproducción de la organización gracias a la solidaridad, la asistencia mutua y la vigilancia moral de sus integrantes (Mancuso, 2007;Díaz, Martínez y Ponce, 2014). Lévano (2002, p. 79) indica que tres son los objetivos fundamentales de la cofradía: 1) promover el culto y celebración de la fiesta al santo patrono; 2) buscar la salvación del alma, a través de prácticas piadosas y espirituales y, 3) fomentar la caridad asistencial entre los miembros, preocupándose por la ayuda tanto a los enfermos, mujeres, niños, pobres, presos, como a moribundos.…”