“…El test tiene dos versiones, una para niños (Baron-Cohen, et al, 1999) y otra para adultos (Gregory, et al, 2002); se diferencian principalmente en las situaciones contenidas en cada una de las historias, pero se mantiene la misma cantidad de estímulos. En la actualidad este test ha sido ampliamente empleado en diferentes estudios con población clínica, como en el Trastorno del Espectro Autista (Thiébaut, et al, 2016;Tin, et al, 2018;Zalla, Sav, Stopin, Ahade & Leboyer, 2009;Zalla & Korman, 2018), Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (Mary, et al, 2015;Maoz, et al, 2014), Esquizofrenia (Croca, et al, 2018;Hendriks, et al, 2016;Peña, et al, 2015), Demencias (Duclos, Desgranges, Eustache, & Laisney, 2018;Poletti, Enrici, & Adenzato, 2012) y Trastornos de la Conducta y la Personalidad (Fonagy & Bateman, 2016;Fonagy & Sharp, 2015), solo por mencionar los más frecuentes. En cuanto a su validación y adaptación transcultural, pese a ser muy utilizados principalmente en investigación, no se han realizado muchos estudios en este sentido, aunque se pueden mencionar los trabajos de Etchepare, et al (2014) en población francesa, Mehta et al, (2011) en población india, Faísca, et al, (2016) en población portuguesa y Chen et al, (2017) en población china con esquizofrenia.…”