La crisis global multidimensional que vive el mundo actual es fundamentalmente una crisis de humanidad que puede caracterizarse por el fracaso en las relaciones del ser humano con la naturaleza, consigo mismo y con los demás. De esta manera, los principales desafíos actuales pueden sintetizarse en la solución del deterioro ambiental, la libertad responsable para construir proyectos de vida personal con sentido y sociedades democráticas, así como la reforma radical del sistema mundo para construir condiciones de justicia y fraternidad. La respuesta a estos desafíos requiere la formación de las futuras generaciones en una ciudadanía planetaria crítica y corresponsable del destino de la humanidad, que es hoy un imperativo ético. Este trabajo busca aportar elementos teóricos para conceptualizar esta formación, y parte de la noción de Cosmópolis, planteada por Lonergan no como una utopía o sistema ideal, sino como un dinamismo de la inteligencia directa, crítica y ética para construir comunidades comprometidas con la transformación del mundo. Se plantean los saberes y capacidades estratégicas para hacer operativa esta construcción, desde las aportaciones de Morin y Nussbaum. Finalmente, se proponen como ejes orientadores los dos vectores fundamentales de una historia humanizante según el mismo Lonergan: el creativo y el curativo.