“…De repente, el coronavirus nos hizo sentir nuestra fragilidad personal como individuos; familias, ya no como excluidos por una cuestión de clase social, edad, lugar de residencia, región en el mundo, o posición de privilegio en que se estaba, sino que cualquiera podía ser afectado por lo imprevisto, como lo expresaba la pandemia del COVID 19. A su vez, tuvo impacto en la nueva cuestión social y puso de manifiesto la desigualdad de acceso a la conectividad, inclusión digital, educación, salud, trabajo, empleo, transporte y vivienda, entre otros (Salvia, Poy y Pla, 2022;Mazzola y Vommaro, 2022).…”