“…Pero esta disputa reflejó también el clima político de Viena, es decir, la tensión entre la capital ("el jardín") y Budapest ("el taller"), la cual se trasladó al ámbito académico enfrentando a dos bloques de profesores (59): el primero, "fundamendalista", con la mente cerrada y opuesta a las innovaciones, y el otro -minoritario-con médicos checos y bohemios, adeptos a la doctrina positivista y que combinaban la clínica con la investigación (59,60). Para la fuerza mayoritaria, "la teoría de Semmelweis es un asalto a la ortodoxia establecida" (46), "es particularmente inaceptable para los responsables de los servicios de obstetricia… la prevención propuesta es intolerable porque hace énfasis en la incuria de los dirigentes" (58); lo importante, en fin, era salvaguardar y no cuestionar el paradigma científico vigente, y no creer en la supuesta demostración de que la fiebre puerperal es curable.…”