Cabrera's Vole Microtus cabrerae Thomas, 1906 and the subgenus Iberomys during the Quaternary: Evolutionary implications and conservation

Revisión a nivel ibérico de la distribución del topillo de Cabrera o iberón, Iberomys cabrerae (Thomas, 1906)

“…Según los datos paleobiológicos ( Fig. 2; Garrido- García & Soriguer 2012, Laplana & Sevilla 2013, esta situación se configuró a lo largo del Holoceno, debido a extinciones que habrían reducido la extensión del área de distribución original y desconectado los núcleos actuales entre sí. Así, su desaparición en Cataluña y el sureste de Francia habría separado los actuales núcleos Prepirenaico y Montibérico, y la pérdida de las poblaciones de los tercios central y occidental de las cordilleras Béticas habría reducido mucho el núcleo Bético.…”

Los micromamíferos (Lagomorpha, Eulipotyphla y Rodentia) del yacimiento del Pleistoceno Medio de Cuesta de la Bajada (Teruel, España): Estudio sistemático y consideraciones paleoambientales

“…(I.) cabrerae en el Pleistoceno Superior nunca ocupó Italia, estando restringida a la región mediterránea de Francia, de dónde desapareció en tiempos históricos recientes, y a la Península Ibérica, donde sigue habitando actualmente (aunque en áreas fragmentadas e inconexas que según Garrido-García et al, 2013 son, a grandes rasgos, la Luso-Carpetana, Montibérica, Bética y Prepirenaica), habiendo desaparecido actualmente de algunas regiones en las que, sin embargo, hay registro fósil de Iberomys hasta avanzado el Holoceno, como Cataluña (Ayarzaguena & López Martínez, 1976;Garrido-García & Soriguer-Escofet, 2012;. López-García et al (2015), en su estudio sobre la distribución de Iberomys en Italia durante el Pleistoceno, refieren su hallazgo en Spessa, aunque con escaso material, y en Rifreddo, yacimientos que atribuyen biostratigrá-ficamente al Pleistoceno Inferior (aunque la asociación faunís-tica de este último yacimiento Masini et al, 2005 lo sitúan al comienzo del Pleistoceno Medio), y señalan que, en todo caso, sería de una edad más reciente que los hallazgos de Iberomys de los niveles del Pleistoceno Inferior de Atapuerca, por lo que la expansión de Iberomys fuera de la Península Ibérica podría haber tenido lugar al final del Pleistoceno Inferior o bien en el tránsito del Pleistoceno Inferior al comienzo del Pleistoceno Medio.…”

“…brecciensis y su descendiente Microtus (I.) cabrerae (Garrido-García & Soriguer-Escofet, 2012;, ha podido estar influida también por la presencia humana, especialmente en tiempos recientes, al modificar el entorno haciendo desparecer sus biotopos preferenciales, en este caso los humedales.…”

Agricultural intensification during the Late Holocene rather than climatic aridification drives the population dynamics and the current conservation status ofMicrotus cabrerae, an endangered Mediterranean rodent

“…Short‐term data highlighting the effects of human pressure (habitat losses through the expansion/intensification of croplands and animal husbandry) in combination with the species’ stenotopy as the principal threat factors (Pita et al., ). Conversely, long‐term data have been used to tentatively reconstruct its taxon history, with its emergence during the Marine Isotope State 5 (130–71 ka BP), expansion in the Early Holocene (10.5–7.5 ka BP), maximum/stasis in the Mid‐Holocene (7.5–5 ka BP) and a decline in the Late Holocene that led to its current situation (Garrido‐García & Soriguer‐Escofet, ; Laplana & Sevilla, ; López‐Martínez, , ). Three hypotheses have been proposed to explain the historical origin of this decline: (1) increased aridity at the beginning of the Subboreal period (5.3 ka BP; López‐Martínez, , ), (2) expansion and intensification of agriculture and animal husbandry during the Subatlantic period (2.5 ka BP; Garrido‐García & Soriguer‐Escofet, ) and (3) a combination of these two processes (Laplana & Sevilla, ).…”

“…Hence, the relative impact of anthropogenic and climatic drivers on M. cabrerae is still unresolved due to the difficulty in disentangling these drivers from short‐term data and the scarcity of fossil/archaeozoological records for the Subboreal and Subatlantic periods, which limits our ability to date the start of the decline. Furthermore, its fossil records show notable biases: (1) in the spatial distribution of records between the eastern and the western part of its current range due to the unequal presence of appropriate substrates for fossilization (see a review in Laplana & Sevilla, ) and (2) in the sampling effort of microfauna in sites of the different historical periods and regions (Garrido‐García, ; Garrido‐García & Soriguer‐Escofet, ; Laplana & Sevilla, ).…”