“…En los primeros, el cuadro clínico es similar al de adultos caracterizado en la mujer por amenorrea primaria o secundaria en el 45%, galactorrea en el 50%; mientras que en el hombre las manifestaciones se relacionan con los efectos de masa del tumor, como cefalea en el 40%, alteración oftalmológica por compresión quiasmática en el 60% y detención de la pubertad, entre otros 147 . Mientras que en los prepúberes las manifestaciones clínicas más frecuentes se deben a los efectos de masa como la cefalea, alteraciones oftalmológicas, así como a deficiencias hormonales que causan ausencia o detención del crecimiento y desarrollo, es importante señalar que no hay diferencia en el cuadro clínico por dimorfismo sexual en esta etapa pediátrica 148 . El diagnóstico en la población pediátrica, al igual que en los adultos, tiene como base una concentración de PRL > 200 ng/ml, aunque se debe sospechar con una cifra > 150 ng/ml.…”